Spoilers que no son Spoilers: La hora de Agatha Christie

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Compuesto por un total de 10 relatos, La hora de Agatha Christie es la colección de variopintos relatos que fueron seleccionados para la serie de televisión británica con el mismo nombre emitida en el año 1982. Una mezcla de comedia romántica, con novela de espías y enigmas paranormales dónde nada es realmente lo que parece. Muy interesante. Muy entretenido. No me queda más que dejarlos con un pequeño resumen de cada uno.

El cuarto hombre.

El canónigo Parfitt, Sir George Durand y el Doctor Campbell Clark se encuentran en el mismo compartimiento del tren, el cuarto pasajero dormita junto a ellos hasta que la conversación se centra en la doble personalidad de Félicie Bault, cuyo caso resultó ser bastante mediático, ya que tenía cuatro personalidades nada menos. El aporte del cuarto hombre los dejará a todos perplejos.

Realmente formamos una reunión muy interesante –observó el doctor con una sonrisa-. La Iglesia, la Ley y la profesión médica. Página 6

El caso del soldado descontento.

El Mayor Wilbraham no se encuentra a gusto después de regresar de África Oriental, así que acude a ver a Mr. Parket Pyne en busca de una solución para su infelicidad. Sin embargo, quizás tenga que dejar el tratamiento a un lado tras encontrarse envuelto en una peligrosa aventura en el tranquilo y agradable Londres.

¿ES USTED FELIZ?
SI NO LO ES, CONSULTE A MR. PARKER PYNE
17 Richmond Street
Página 21

La señal roja.

En una reunión de amigos la plática gira en torno a los presentimientos, la intuición y el sexto sentido. Aunque varios se muestran incrédulos, Dermont West sabe muy bien de lo que habla pues en más de una oportunidad a sentido una extraña llamada de alerta, a la que llama “señal roja”, la que lo ha salvado del peligro en más de una ocasión. Esta extraña sensación se presenta ante él esa misma noche no una, sino dos veces ¿Podrá salvarse de lo que sea que lo esté amenazando?

En el acto, y por segunda vez durante aquella noche, percibió sobre él la inquietud de la Señal Roja… con tal fuerza que por un momento incluso apartó a Clara de su pensamiento.

¡Peligro! Estaba en peligro. ¡En aquel mismo instante, y en aquella misma habitación! Página 51

La muchacha del tren.

George Rowland acaba de ser echado de patitas a la calle por su tío, así que impulsivamente decide cambiar de aires e ir a probar suerte a otro lado. Lo que no esperaba era terminar envuelto en una trama de espías e intrigas políticas cuando una hermosa joven se sube a su compartimiento del tren y le pida que la esconda.

Primero apareció una muchacha que, abriendo la puerta, penetró en el compartimiento en el momento en que Rowland empezaba a dormirse y exclamó:

¡Oh! Escóndame… ¡Oh! Escóndame, por favor.

George era un hombre de acción por excelencia… nunca preguntaba el porqué de las cosas, y aquello parecía cuestión de vida o muerte. Sólo hay un lugar donde poder esconderse en un compartimiento del tren… debajo del asiento. Página 59

Flor de magnolia.

Una pareja decide fugarse. Nos encontramos con Vincent Easton esperando a Teodora Darrell, esposa de Richard Darrell. La pasión entre los amantes es innegable, pero todo cambia cuando la mujer lee los últimos titulares ¿Qué sentimiento puede ser más grande que su amor por Vincent como para separarlos?

Un dolor agudo le traspasó. ¿Y si Teo no acudiera? ¿Y si hubiese cambiado de opinión? Las mujeres suelen hacer esas cosas. ¿Estaba seguro de ella…? ¿Lo había estado alguna vez? ¿Sabía realmente cómo era? ¿Acaso no le intrigó desde el principio? Página 74

Jane busca trabajo.

Así como su título nos adelanta, Jane Cleveland busca trabajo. Hojeando las páginas del Daily Leader en busca de una oportunidad, un particular anuncio llama su atención. A pesar de que no revela mucho, ella cumple con casi el cien por ciento de los requisitos y no va muy holgada de dinero como para desaprovechar la oportunidad ¿De qué va el trabajo? ¿Se oculta algo más tras aquel extraño anuncio?

«Si una joven de veinticinco a treinta años, ojos azul oscuro, cabello muy rubio, pestañas y cejas negras, nariz recta, figura esbelta, de un metro sesenta y ocho de estatura, buena imitadora, y que hable francés, se presenta en la calle Endersleigh, número 7, entre las cinco y las seis de la tarde, se enterará de algo que le interesa.» Página 92

En un espejo.

Mientras el protagonista se terminaba de ajustar la corbata para bajar a cenar en la casa de su mejor amigo, la puerta reflejada en el espejo a su espalda se abre dejándole ver como a los pies de la cama había una chica y alrededor de su cuello un par de manos de hombre le apretaban la garganta asfixiándola lentamente. Al darse vuelta un gran armario está en lugar de la horrible visión ¿Había sido eso una alucinación o un vistazo al futuro? ¿Podría evitarlo?

Se tarda algo en contarlo, pero, en realidad, sólo pasé unos segundos contemplando atónito la escena. Luego giré en redondo para salvarla…

Y en la pared que había a mi espalda, en la pared reflejada en el espejo, no había más que un gran armario antiguo de caoba. Ni puerta abierta ni escena violenta. Giré de nuevo hacia el espejo. El espejo reflejaba tan sólo el armario… Página 111

El caso de la esposa de mediana edad.

Otro caso de infelicidad para Mr. Parker Pyne, en esta oportunidad se trata de mistress Packington cuyo esposo prefiere dejar caer sus atenciones sobre su joven mecanógrafa, relegando a un segundo plano los sentimientos y deseos de su señora ¿Será capaz de ayudar a esta nueva cliente? ¿Cuál será la cura para la infelicidad de Mary Packington?

Ya lo ve usted, he pasado treinta y cinco años de mi vida ocupado en la compilación de estadísticas, en un despacho del gobierno. Ahora estoy retirado, y se me ha ocurrido utilizar de un modo nuevo la experiencia adquirida. Es todo muy sencillo. La infelicidad puede ser clasificada en cinco grupos principales… ni uno más, se lo aseguro. Una vez conocida la causa de la enfermedad, el remedio no ha de ser imposible. Página 117

El misterio del jarrón azul.

Como cada mañana de sábado, Jack Hartington se dedicaba a practicar una hora en el campo de golf de Stourton Heath preocupándose solamente de intentar reducir el número de golpes en dicho juego. Hasta que un día oyó un grito de auxilio desgarrador —¡Asesino! ¡Socorro! ¡Asesino! Al correr en dirección a la voz se encontró con una muchacha que limpiaba el jardín de malas hierbas sin haberse dado por enterada de nada. La situación vuelve a repetirse bajo las mismas circunstancias hasta el punto de que Jack cree que está alucinando ¿Se estará volviendo realmente loco o  se trata de un misterio que escapa de su comprensión?

Y le alargó un pedazo de papel de dibujo ya sucio, en el que aparecía pintado a la acuarela el boceto de una figura de mujer. Estaba muy mal hecho, pero el parecido era bastante bueno. Representaba una mujer alta y rubia de rostro extranjero, de pie junto a una mesa en la que había un jarrón azul. Página 141

La hombría de Edward Robinson.

Edward Robinson fantasea con héroes idolatrados y mujeres de arrebatadora belleza, lamentablemente su vida es bastante monótona y su prometida tampoco lo deja tomar grandes riesgos haciéndose cargo de las decisiones con un afán casi maternal. Cuento corto, Edward la engaña, la engaña en el sentido de que se compra un precioso automóvil rojo de dos plazas y sale a la autopista a vivir su propia aventura. Aunque jamás hubiese esperado que dicha aventura implicase terminar en el vehículo equivocado, en cuya guantera apareciese un collar de brillantes aparentemente robado.

Edward introdujo la mano más al fondo, y al minuto siguiente su expresión era la de un loco. El objeto que tenía en su mano y al que la luz de la luna arrancaba mil destellos, era un collar de brillantes. Página 150

Una respuesta a “Spoilers que no son Spoilers: La hora de Agatha Christie

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  1. Lo más destacable para mí de los episodios que más me gustaron de esta serie, es que al final te dejan enganchado, como si quisieras que su arco de ampliara con más elementod y detalles. Pero todo tiene un límite, dada la naturaleza de esos relatos breves de Agatha.

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